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¿Puede recibir anestesia epidural una mujer con un tatuaje lumbar?


En 2002, dos anestesistas canadienses se encontraron de repente con un problema nuevo: tres mujeres parturientas que pedían anestesia epidural y que llevaban tatuajes justo en el lugar donde debía inyectarse la aguja. ¿Qué hacer? Los dos médicos revisaron toda la literatura científica al respecto, pero no les sacó de dudas. Finalmente administraron la anestesia a las tres mujeres; en dos casos lo hicieron a través de huecos en el tatuaje que estaban libres de tinta, y en el tercero pincharon directamente a través de la piel tatuada porque el parto se complicó y la mujer estaba sufriendo, lo que les impulsó a tomar la decisión de asumir el riesgo. Pero les quedó la duda; dado que no habían encontrado suficientes estudios al respecto, no podían saber si el procedimiento era totalmente seguro. “Basándonos en la información limitada disponible, es posible que insertar una aguja epidural o espinal a través de un tatuaje pueda causar problemas a largo plazo como aracnoiditis o una neuropatía secundaria a una reacción inflamatoria, pero no lo sabemos”, escribían.

En 2018, un grupo de anestesistas israelíes actualizaba el conocimiento sobre los casos conocidos de complicaciones, llegando a la conclusión de que no puede decirse que exista una respuesta definitiva, pero que tomando precauciones de acuerdo a ciertas directrices, “en ausencia de una contraindicación médica clara basada en pruebas, no debería excluirse la técnica epidural en mujeres con un tatuaje lumbar”. El pasado diciembre, los mismos autores escribían otro artículo en el que recogían las opiniones de los anestesistas al respecto: el 40% de los encuestados aún decían que no practicarían una anestesia epidural a través de un tatuaje lumbar. Sin embargo, algunos expertos sugieren que ya es hora de cerrar el debate; como escribían en 2018 dos especialistas de sendos hospitales franceses, “no hay un riesgo adicional en llevar a cabo procedimientos neuraxiales a través de un tatuaje lumbar sano y cicatrizado, y no hay necesidad de medidas de precaución como cortar la piel tatuada. Los anestesiólogos no deberían excluir las técnicas neuraxiales en las mujeres con tatuajes lumbares”.

En definitiva, finalmente la posibilidad de que una mujer con un tatuaje lumbar reciba anestesia epidural o no dependerá de la decisión del especialista concreto que la atienda, mientras el centro hospitalario no tenga una política definida al respecto. Pero si las cifras del estudio israelí son extrapolables, parece que por cada anestesista que se niegue a practicarla, podrá recurrirse a otro que sí lo haga. Siempre, claro está, que la paciente sea consciente de que el riesgo no puede descartarse por completo.

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