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La psicología detrás de los tatuajes


«Hay dos motivos por los que las personas pueden hacerse un tatuaje, uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que nos han dejado una herida psicológica», explica la psicóloga Sheila Estévez Vallejo. Aun así, la psicóloga Lara Pacheco, de Cenit Psicólogos, apunta que «las motivaciones por las que alguien decide hacerse un tatuaje, estando en 2020, son tan amplias como personas existen». Explica la profesional que, en muchos casos, es más frecuente que las mujeres se hagan tatuajes, en busca del enriquecimiento estético del propio cuerpo, mientras que los hombres suelen hacerlo movidos por la pertenencia a un grupo social. Fotografiar los recuerdos en nuestra piel que pueden hacernos «sentirnos únicos, autodefinirnos, diferentes, o que nos pueden ayudar a enmarcar un rasgo de personalidad. «Otro motivo por el que decidimos tatuarnos es como respuesta a un daño emocional vivido; el tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación».

Expresarnos sin hablar: Los tatuajes pueden servir también como herramienta de expresión. Un acto de intimidad : «Quienes se decantan por realizarlo en lugares visibles, como los brazos o las piernas, suelen querer lucirlos a modo de 'joya' o como algo que les identifica, que forma parte de la autoimagen y del mensaje que quiere que reciban los demás», dice Sheila Estévez Vallejo. Añade Lara Pacheco que la elección también puede depender de factores como la profesión de la persona, el dolor que crea que va sentir en una zona u otra, o simplemente el motivo estético de cómo quedará el tatuaje en cada lugar. «Si nos referimos a partes muy expuestas y poco habitualmente tatuadas, como las manos, el cuello y la cara, quizá sí que podamos decir que la persona que lo hace en estas zonas está más motivada a mandar un mensaje a los demás, más que solo a sí misma», apunta la profesional. Por último, los tatuajes, en cierto modo, pueden ser considerados por algunas personas como un recurso terapéutico. «Es una de las funciones que más se han estudiado. Hay ejemplos muy obvios, como los tatuajes que se realizan para disimular cicatrices, o para realzar el cuerpo estéticamente tras una mastectomía», asegura Lara Pacheco. De igual forma, la profesional explica que se ha comprobado que un tatuaje puede ser una reafirmación tras superar un periodo difícil. «Como ya hemos comentado, respecto a las motivaciones para hacerse un tatuaje, en ciertas ocasiones se puede asumir como símbolo de haber superado algo, de haber pasado por un cambio significativo en la vida o como reafirmación de valores personales», concluye la profesional. ¿Por qué elegimos una zona u otra para hacernos un tatuaje? En general, la zona de la espalda y los hombros está asociada a aguantar un peso, a las obligaciones a nuestras cargas, mientras que la zona de los brazos es donde se visualizan las metas o los objetivos que se quieren conseguir. «Las manos suelen ser donde se muestra el poder y el dominio», apunta. El pecho es la zona en la que se sienten las emociones, tanto las intensamente positivas, como las tristes, como son los duelos o las situaciones de dolor emocional.


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